Desde San Sebastián hasta las Bardenas Reales hay 180 kms. En tan solo 180 kms pasamos de estar en el mar a estar en el desierto. En este trayecto nos encontramos con paisajes y lugares de lo más dispares, siempre acompañados de toda esa magia que la noche nos ofrece.
Creo que en la fotografía nocturna hay una magia especial en todas esas exposiciones largas que se hacen. Generalmente el resultado final poco tiene que ver con lo que nuestros ojos en ese momento están viendo.
Lo que más me gusta de la fotografía nocturna es su efecto sorpresa, sabes lo que ves pero no lo que saldrá y el progresivo avanzar en esta modalidad me descubre infinidad de posibilidades como satisfacciones. Me hace recordar todos esos momentos vividos en el laboratorio fotográfico revelando los negativos y las copias. Sabía lo que había fotografiado, pero siempre me quedaba ese factor sorpresa de cuando salía la imagen y veía realmente lo que la luz había plasmado en el negativo.
Hay varios factores que cambian al realizar exposiciones de larga duración. El movimiento se plasma de una manera que los ojos no son capaces de ver. Los colores, generalmente no son los que ves, o tal vez no son tan saturados como el resultado final. Y qué decir de la iluminación, estas observando la toma, pero al realizar una exposición tan larga el sensor coge toda esa luz que tu ojo no es capaz de percibir. Eso es lo que convierte ese momento en mágico. Siempre estás esperando al resultado final con mucha ilusión.